miércoles, 1 de diciembre de 2010

COMPRO NAVIDAD, NUEVA Y BARATA...



Cuando era niño, diciembre me traía un gran entusiasmo. Posadas, villancicos, piñatas, pinos navideños, nacimientos y cenas familiares me parecían lo más cercano a cierta armonía total.

Pero en algún momento descubrí que la armonía que perseguía mi entusiasmo decembrino era una irrealizable utopía promovida por la televisión, las películas y la publicidad.

Ahora sólo me queda reinventar la navidad o soportar nuevamente el desencanto de las reuniones obligadas por la simple costumbre y la lacerante realidad de una billetera vacía.

Apuesto a que terminaré por resignarme a lo segundo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

UNA ROLA SUAVE.

A veces, lo más difícil es volver a fluir como una simple voluta de tabaco...

domingo, 12 de septiembre de 2010

ARQUEOLOGÍA MUSICAL: No tengo tiempo de cambiar mi vida (1985).

Sólo algunos meses antes de que el terremoto del 19 de septiembre de 1985 le arrebatara la vida, Rockdrigo González grabó en un foro televisivo de Imevisión-Canal 13, la versión en directo de "No tengo tiempo...". Ahí está Rockdrigo con su banda Qual, en imágenes difuminadas, consecuencia del castigo del tiempo sobre la cinta magnética... Imágenes difuminadas que acentúan su actual condición de no-vivo, de espíritu que deambula y que no se resigna a reposar en su tumba ya casi anónima. Rockdrigo canta ante el micrófono: "No tengo tiempo de cambiar mi vida...", como involutaria y fatal premonición de que la muerte ya pronto lo visitaría en una fría mañana de septiembre (de esas que anuncían el inevitable otoño) y que ya no habría tiempo de cambiar la vida ni los calzones del día anterior.

Con aquella ciudad de México colapsada por un terremoto, nuestro país escuchaba el último aviso para librar el gran abismo en el que hoy rodamos sin parar. Hoy ya no hay tiempo de cambiar: el buen Rockdrigo, profeta del rock nopalero y rupestre, lo predijo con triste contundencia.

domingo, 5 de septiembre de 2010

"INNOCENCE IS OVER...".


Ignoro cuántos se han sentido plenamente mexicanos en el devenir histórico de estas tierras tan extrañas en que nos tocó nacer. Más difícil aún: ¿Qué se siente ser plenamente mexicano? ¿Dónde está el hombre o la mujer que logró escribirlo o decirlo, sin titubeos, en el éxtasis del sentimiento mismo? ¿Dónde...?

Ya no se como nombrar a este conjunto de valles, montañas, descuidados pueblos, enmierdadas ciudades, rios secos o rios-drenaje, barrancas-basurero-depósito de destazados... Me han dicho que lo nombre Mesoamérica-Aridoamérica, Nueva España, Imperio Mexicano, República Mexicana, Estados Unidos Mexicanos... o simplemente, México.

Será que quizá perdí, sin remedio, cierta inocencia (¿cuándo?). Será que en algún momento no supe conciliar la esperanza con la decepción...

...será la jefa o el jefe con cara de angustia en 1982, cuando la economía de este país se fue al carajo después del festín de mega-transas y optimismo ciego del sexenio de López Portillo. "No hay lana 'mijo, 'ay pa' la otra...", "No te lo puedo comprar, ya no tengo dinero...", y el seis de enero de 1983, con apenas siete años de vida encima, amanecí con el Día de Reyes más jodido que pudiera recordar...

...será la mañana del 19 de noviembre de 1984, con las imágenes televisadas de una planta de gas LP que no dejaba de vomitar fuego hacia San Juan Ixhuatepec, mientras parecía que en este país no había nadie interesado en parar ese infierno... serán las crudas fotografías de "¡Alarma!" con los cadáveres carbonizados de San Juanico en los patios interiores y en las aceras, que me hicieron entender, en cuestión de segundos y con un escalofrío de por medio, que vivía en una tierra gobernada, de día y de noche, por la negligencia y por una muerte glotona...

...o será septiembre de 1985, que inició feliz, con uniformes y útiles escolares nuevos, con San Juanico y sus cuerpos chamuscados en el olvido, en alguna fosa común ya sepultados... será ese septiembre que, ingrato, dejó de ser, sin previo aviso, el festivo e inaugural septiembre de todos los años... septiembre de una mañana de jueves en que el tremendo movimiento de la cama y el crujir de muros me despertó, mientras todos en la casa sólo atinaban a decir: "¡está temblando!"..., y después, al regresar de la escuela, Jacobo Zabludovsky y sus colaboradores transmitiendo desde un estudio televisivo improvisado, en mangas de camisa, hablando de una ciudad de México en colapso, hablando de heridos, hablando de muertos... no hubo telenovelas esa tarde, no hubo "He-Man", sólo videotapes del más viejo "Chiquilladas" en una señal defectuosa del canal 2, en blanco y negro, que me hacía sentir en un país con su orden roto y al borde del Apocalipsis... y al siguiente día, en una tarde de viernes nublada y fría, fuimos al panteón municipal a acompañar el entierro de una familia completa, cinco ataúdes a la vez: un matrimonio y sus tres hijos, que murieron por una fuga de gas (gas LP, una vez más ese pinche gas) mientras dormían en sus habitaciones, después de festejar en el centro del pueblo "el grito" del 15 de septiembre... y la muerte se me metió entonces hasta las huesos, pues todavía el miércoles 18 en la noche, muchos de los muertos del terremoto que después eran sacados encobijados de entre los escombros, habían visto un capítulo de "Disneylandia" en el canal 5, igual que yo... y la familia que ya no despertó había ido al jardín el 15 de septiembre, para comer fritangas y gritar "¡Viva México!", igual que yo... y los muertos por el terremoto y los muertos por el gas habían confiado en despertar bien al siguiente día (igual que yo, que sí desperté), entregados a un sueño reposado que desde entonces ya no conozco... la muerte ya no se iría nunca de mi lado: llega para acostarse conmigo todas las noches y su presencia tan plena me hace inspeccionar, obsesivo, conexiones de gas, estufa, ventanas y cerraduras...

...será eso, quizá... o será que yo sólo guardo los detalles más oscuros del acontecer en estas tierras tan regadas por lágrimas y por sangre...


...será que mi espíritu es como una fúnebre mariposa que, ilusa, extraña aquella vida ciega en el capullo, antes de la ahora irreversible rasgadura... "Innocence is over...".

sábado, 21 de agosto de 2010

ARQUEOLOGÍA MUSICAL: Miss World (1994).

Entre 1988 y 1989, con el arribo de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de la república, México inició uno de sus tantos episodios de entusiasmo ciego en pos de instalarse, plenamente, en el club de las naciones "estables" y altamente desarrolladas. Con la solidaridad rebajada a lema propagandístico y los espejismos financieros de siempre, el salinismo nos prometió el sol, la luna y las estrellas. 1994 sería el año del arribo definitivo al paraíso. Mientras tanto, saboreábamos la relativa estabilidad de nuestra moneda y comprobábamos, eufóricos, que lo que lucía tras los escaparates estaba nuevamente al alcance de nuestras manos

Mientras tanto, en Seattle, la ciudad del noroeste estadounidense, a partir de 1989, una banda de rock iniciaba también la persecución de un sueño y su respectivo paraíso. La banda era Nirvana, y con su guitarrista y vocalista Kurt Cobain a la cabeza, sacaban al mercado Bleach, su primer álbum, fundando así, formalmente, la corriente musical grunge. Al igual que en el sueño salinista que acá nos encandilaba, 1989 representaba para Nirvana apenas el arranque de la persecución en pos del éxito. El verdadero boom para Salinas y Nirvana vino en 1991: las huestes de los admiradores del salinismo se nutrían hasta con intelectuales de renombre nacional y Nirvana conquistaba la cima de los álbumes más vendidos en el mundo con Nevermind.

Pero después del boom, inevitablemente, inició el declive. En México, el diáfano cielo del salinismo comenzó a estropearse desde 1992 con los nubarrones de el pisoteo a los derechos políticos de los opositores al régimen, el ascenso acelerado de los grandes capos del narcotráfico, la creciente oposición al Tratado de Libre Comercio con EE. UU. y Canada y el gradual enrarecimiento del ambiente político previo a la sucesión presidencial de 1994. Mientras tanto, Kurt Cobain, líder de Nirvana, se involucraba sentimentalmente con Courtney Love, con quien se casó en febrero de 1992. Love era líder de la banda femenina Hole, y se puede afirmar que a la vida de Kurt llevó de todo, menos estabilidad emocional. Coincidiendo con su ingreso al exclusivo club de los rock stars y el inicio de su vida matrimonial, Kurt cayó en el abismo de la heroína y los impulsos autodestructivos más extremos.

Así, el año que estaba reservado para tan sólo ponerle la cereza al pastel, devino en sueños rotos. 1994 inició para Carlos Salinas de Gortari con guerrilleros neo-zapatistas tomando diversos poblados en Chiapas y exigiendo la cancelación del Tratado de Libre Comercio; el adverso panorama mexicano continuó en marzo con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia de la república: los dedos acusadores más sensatos apuntaron hacia el inquilino de Los Pinos. Para Nirvana, el golpe demoledor llegó en abril: Kurt Cobain fue encontrado sin vida en su mansión de Seattle, con la cabeza destrozada por un escopetazo. Courtney Love, en su papel de viuda compungida, dijo que lo de Kurt había sido un suicidio. Sin embargo, un detective contratado por Courtney en los primeros días de abril para seguir el rastro de un Kurt que huyera de Los Angeles el 30 de marzo, llegó después de algunos meses a una conclusión estremecedora: el rey del grunge había sido asesinado y la principal sospechosa de la autoría intelectual era su esposa... ¡Vaya coincidencias del destino!: Salinas y Courtney portan, hasta el día de hoy, el sambenito de la traición y el asesinato.

Para alentar más suspicacias, les dejo aquí a una muy desenfadada Courtney Love que, en pleno junio de 1994 (apenas dos meses después del "suicidio" de Kurt), lanzaba al mercado el nuevo álbum de su banda Hole, del cual se desprendía el excelente sencillo "Miss World"... Disfrútenlo... Y si "Miss World" les hace pensar que el difunto Kurt escribió esta rola antes de pirarse al más allá, inicien su propia investigación y su denuncia contra la Courtney, por plagio.

jueves, 29 de julio de 2010

ARQUEOLOGÍA MUSICAL: Arabian Knights (1981).

Inauguro con esta entrada la sección de Arqueología Musical: rolas viejitas, pero ponedoras, que de pronto rondan incesantemente en mi cabeza. Aquí les dejo a la sublime Siouxsie, con sus Banshees, interpretando su rolón "Arabian Knights". Pasen por alto los ingenuos efectos especiales del video y disfruten la excelente combinación de la voz de Siouxsie y esa tremenda mancuerna de guitarra-bajo.

sábado, 3 de julio de 2010

SYD, THE FOOL


Cada 7 de julio se cumple un aniversario más de la muerte de Roger Keith Barrett, mejor conocido en el ámbito musical como Syd Barrett. La biografía de este tipo ha ejercido siempre sobre mí una gran fascinación, al igual que su música.

Syd Barrett nació en Cambridge, Inglaterra, el 6 de enero de 1946. El arribo a su adolescencia estuvo enmarcado por el interés en la pintura, las guitarras eléctricas y el boom de los grupos ingleses juveniles de blues, rock y pop. En mancuerna con Roger Waters, Barret fundó el proyecto musical que terminaría por denominarse Pink Floyd. Era el mediodía de la década de los 60's y el consumo de sustancias alucinógenas era elemento infaltable en la cultura juvenil que apostaba a la música como vehículo de expresión. Syd Barrett estaba destinado desde siempre a ser The Fool, el personaje de la carta que porta el número 0 en el Tarot de Rider Waite: el jovenzuelo que ha roto por completo su vínculo con lo que la moral dominante llama sensatez y que se lanza, bello y suicida, al abismo de los juegos mentales más extremos.

1967 fue decisivo para Syd Barrett y para aquella primera formación de Pink Floyd que, además de Roger Waters, ya incluía a Nick Mason en la batería y a Richard Wright en los teclados. En aquel año, EMI editó los primeros sencillos de Pink Floyd: la sensacional rola "Arnold Layne" y "See Emily Play". Después vendría un portento mayor: la grabación del álbum The piper at the gates of dawn, donde en 11 tracks quedó plasmadó lo más luminoso y lo más siniestro de aquella peculiar manera en que Barrett procesaba la psicodelia sesentera: imaginería de cuentos infantiles y de leyendas del folklore inglés, referencias al ocultismo medieval y al del lejano oriente, alegorías sin tapujos al viaje lisérgico, la recreación de universos infantiles como escupitajos a la cordura adulta... y todo ambientado por los amenazantes y frenéticos acordes que Barrett arrebataba a su guitarra eléctrica y Wright a sus teclados en piezas como "Astronomy Domine", "Interstellar overdrive" o "Lucifer Sam"; o la atmósfera etérea e hipnótica de instrumentos acústicos y sonidos sintetizados en "Flaming", "Chapter 24" o "The scarecrow".

 

 Pero cuando la luz de Syd era resplandor con el álbum The Piper..., paradójicamente, iniciaba su ocaso. Aunque si tomamos como profecía los versos de "Chapter 24" (que están basados en el Hexagrama 24 del I Ching, en el cual se hace referencia al eterno ciclo luz-oscuridad-luz, mediodía-ocaso-amanecer, verano-invierno-verano, fortuna-infortunio-fortuna), nada es paradoja y todo tiene una lógica cósmica: Barrett llegó aceleradamente a su mediodía y se precipitó igualmente rápido hacia las sombras. Entre 1967 y 1968, los viajes constantes a los mundos del LSD comenzaron a repercutir notablemente en la capacidad de Syd para mantener esa mínima "normalidad" necesaria para actuar ante el público en un concierto, llevar a buen término una sesión de grabación o mantener un nivel de interacción social "aceptable". Para Barrett perdió todo significado su papel de estrella juvenil del rock psicódélico: su brújula interior creó nuevos puntos de referencia, aceleró su inmersión en las subterráneas aguas del sinsentido antes que presentir la necesidad de un salvavidas que lo mantuviera a flote.

Inevitablemente, el deterioro mental de Syd provocó su salida gradual de la formación original de Pink Floyd. Su lugar fue ocupado por David Gilmour, guitarrista que era un viejo conocido del grupo y del mismo Barrett. Entre 1968 y 1970, Roger Waters asumió el liderazgo de la banda, mientras Syd se embarcaba en una serie de proyectos discográficos como solista y pintaba. Todavia en A saucerful of secrets, álbum editado por Pink Floyd en 1968, Barrett colaboró con el tema "Jugband blues", el cual es un excelente y conmovedor testimonio del intrincado laberinto mental al cual el primer líder de Pink Floyd se había definitivamente mudado.



Con la ayuda de Gilmour, Waters y Wright, el viajadísimo Syd pudo aún concretar dos álbumes como solista: The madcap laughs (1969) y Barrett (1970). En ellos, la ruptura de la unidad interior tradicional en cada una de las melodías es radical: abundan casos donde un acorde es casi impredecible con respecto al acorde anterior, escasean los versos que permitan un retorno cíclico o reiterativo a un motivo central, el fraseo de los instrumentos y el fraseo vocal tienden a tomar rutas casi opuestas, disonantes... Syd no dejaba de descender en el abismo donde siempre deseó perder la razón.



El inicio de la década de los 70's presenció aún momentos lamentables en el derrumbe de Syd, como aquél de 1972, cuando al presentarse con su nueva banda Stars, ejecutó tres temas con la misma animosidad de un autista y después abandonó el escenario sin advertencia de ningún tipo. Pero quizá ningún suceso evidenció mejor el patético deterioro de Barrett que aquél de junio de 1975, cuando Pink Floyd grababa el álbum Wish you we here -inspirado fundamentalmente en la triste e irreversible decadencia mental del primer líder de la banda- y Syd se presentó en los estudios Abbey Road. Obeso, con la cabeza rapada y las cejas completamente afeitadas, sus antiguos compañeros de grupo ni siquiera pudieron reconocerlo en un primer momento; Syd, exhibiendo una conducta ya plenamente orate, hablaba de apoyar con su guitarra y con su voz la nueva empresa de Pink Floyd, ignorante de que ese álbum era practicamente un réquiem al efebo efervescente e iluminado que se tirara a la locura entre 1967 y 1970.



Desde mediados de los 70's, Barrett renunció a las guitarras y a los pinceles. Se enclaustró en la propiedad que su madre tenía en Cambridge, donde se dedicó a convertir un sotano en una especie de museo de su memoria infantil y a cuidar las plantas de su jardín. Algunos periodistas se aventuraron a ubicarlo, entrevistarlo y tomarle algunas fotos en la segunda mitad de los 70's y en años posteriores; el pasmo venía cuando el Syd que envejecía y vestía como cualquier clasemediero promedio, decía no recordar al Syd Gaitero en el Preámbulo del Amanecer, y mucho menos, algo llamado Pink Floyd.

Syd Barrett se convirtió, poco a poco, en un anciano calvo, huraño y con algo de barriga. Cada vez consintió menos las miradas indiscretas y las cámaras. Murió por complicaciones derivadas de la diabetes y un cáncer de páncreas, el 7 de julio de 2006. O para ser exactos, no murió Syd: sólo murió su sombra. El Syd Luminoso tiene más de 40 años viviendo en las estrellas.

 

miércoles, 23 de junio de 2010

EL ETERNO RETORNO DE JUAN DIEGO



En México nos encanta imaginar que hasta la más triste vida o circunstancia, algún día será iluminada por un milagro. Toda la miseria, todo lo mal hecho, toda calamidad derivada de la negligencia, están a la espera de ese milagro.

Por eso, en vísperas del cuarto partido de octavos de final de la copa Sudafrica 2010 -a jugarse el domingo 27 de junio-, los mexicanos esperamos el nuevo arribo de Juan Diego, quien dejará caer las rosas que en su tilma cargue y mostrará el prodigio estampado en la fibra de maguey: México 2 - Argentina 0...

¿O qué otra cosa se ocupa para el domingo si no es el retorno de Juan Diego?

sábado, 19 de junio de 2010

UNO MENOS



Nunca he sido el iconoclasta perfecto. Tengo mis devociones. Tengo mis héroes mayores y menores, vivos o muertos, escritores o músicos, afines u opuestos entre ellos, a manera de un panteón celestial: Franz Kafka, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, John Lennon, Janis Joplin, Syd Barrett, José Agustín, Kurt Cobain, Carlos Monsiváis... Ni modo.

Hoy murió Carlos Monsiváis. A pesar de las contradicciones o limitaciones de discurso que en él pudieron existir (como cuando despotricó contra el festival de Avándaro o cuando defendió al bloque comunista europeo en las páginas de Proceso), es uno de mis héroes mayores. Lo fue desde que a mis 14 ó 15 años, leí aquel apartado que escribió para el tomo 2 de la Historia General de México (obra publicada por el ColMéx): "Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX". Intuí en el discurso de Monsiváis, desde entonces, una especie de vientecillo que no se cansaba de despeinar los puntos de vista cómodos, autocomplacientes, que siempre han abundado en la política y en las culturas "alta" y "baja" de México.

Mi discurso estará siempre en deuda con lo que Días de guardar, Amor perdido y Los rituales del caos le aportaron en algún momento (nunca pude regresar a la apreciación ingenua de un fenómeno "popular" o "de masas" después de leer dichos libros). En gran estima siempre tendré esa gran antología de la crónica mexicana que fue A ustedes les consta y el agudo ingenio y humor negro que impregnan los cuentos-aforismos de Nuevo Catecismo para Indios Remisos. La cruzada de la jerarquía católica mexicana en pos de acotar el Estado laico, ha perdido a uno de sus mayores críticos. Se acabaron los brindis bohemios: el gratificante ejercicio de pitorrearse de las nuevas estupideces proferidas por un político, un obispo o un comunicador descerebrado.

La muerte de Carlos Monsiváis es la tercera de un héroe mayor que me toca presenciar. Ya antes tuve que digerir las muertes de Kurt Cobain y Syd Barrett. Y algo en la digestión de estas muertes me advierte que ponga mis barbas a remojar...

domingo, 30 de mayo de 2010

YO CONOZCO ESE LUGAR...



La noche del 15 de mayo de 2010, después de ofrecer un concierto en Caracas, Gustavo Cerati sufrió lo que sus médicos han definido como un accidente cerebrovascular (ACV) y que en nuestras expresiones comunes corresponde a embolia cerebral. Al día de hoy, 30 de mayo, hay mucho hermetismo con respecto a las secuelas que el padecimiento ha dejado en el compositor y cantante argentino.

No escribiría sobre Cerati si su música no fuera parte de un importante tramo de mi vida, sobre todo en su etapa como líder de la banda Soda Stereo. Pero la razón para escribir hasta hoy, cuando ya han pasado muchos días desde aquella fatídica noche de Cerati en Caracas, se debe quizá a esa faceta mía que se ruboriza al reconocer, en un espacio como el blog, que Cerati y su Soda Stereo forman parte del soundtrack de mi adolescencia. Después de que renuncié en 1992 a lo que llamé "pop fresa" y me dediqué a ondear banderas a favor del grunge y otros ritmos gruesos, no ha sido fácil volver a los territorios de "Cuando pase el temblor", "Persiana americana", "Signos" o "En la ciudad de la furia". De hecho, mi reconciliación con Cerati inició hasta que escuché su álbum Bocanada (un álbum muy bueno, sublime), en 1999 ó 2000; él ya ejercía más como solista y mi fiebre grunge yacía tres metros bajo tierra.



El pedo de haber sido fan de Cerati y su Soda Stereo, se debe al contexto y el modo en que su música aterrizó en México. Era la segunda mitad de los 80's. Televisa y disqueras que detectaron eso que llaman "un importante nicho comercial" entre adolescentes atolondrados de aquel entonces, planearon una invasión de bandas españolas, argentinas y chilenas, principalmente. Aquella invasión fue denominada "Rock en tu idioma" y trajo propuestas tan pueriles como la de los Hombres G o tan agradecibles como las de Radio Futura o Charly García.

Cuando "Rock en tu idioma" tomó por asalto la televisión y la radio, aún estaba fresca en la memoria de muchos mexicanos (sobre todo en la de los capitalinos) el terremoto de 1985. Entonces, cuando Cerati cantó "Estoy/ sentado en un cráter desierto,/ sigo aguardando el temblor...", aseguró la entrada de su canción en la psique de muchos chavos mexicanos (aún cuando, si se analiza con cuidado el resto de la letra, queda claro que Cerati no habla de un sismo, sino del temblor corporal derivado de los síntomas de abstinencia). Pero "Rock en tu idioma" y Soda Stereo vinieron también a alborotar ancestrales traumas del "ser mexicano": escuchar "rock en español" implicaba el terco anhelo de ser algo más que el naco promedio; era dar la espalda a Los Bukis, a Chicoché,a la Sonora Dinamita; era escuchar algo que sonara más fino y apegado al modo de vida del niño clasemediero-fresa-junior, aún cuando conseguir y ejercer a totalidad ese modo de vida fuera, para muchos, el más guajiro y ridículo de los sueños.

Por lo tanto, escuchar a alguien como Soda Stereo en México podía representar, para los demás, una actitud bastante petulante y pretenciosa. Las atmósferas sonoras de sus canciones, los temas y el léxico empleados en sus letras, el tipo físico que en México corresponde al sector de los criollos opulentos... Todo conspiraba para que Soda fuera catalogado como propiedad de los juniors fresas y de unos cuantos mestizos ridículos que se avergonzaban de su origen.

Hoy, a la distancia, pesa todavía en mí esa sentencia nunca formalmente dictada: fuí un mestizo jodidón que traicionó a su raza, que decidió tararear "En la ciudad de la furia" a pesar de no ser un guapo güerito hijo de papi, con buena nave y harta lana; un mestizo jodidón que nunca podría rolarla en los antros de moda del DF ni vivir un interminable trajín entre ricas nenas, condones, finos alcoholes y cocaína, y a pesar de todo esto, escuchar una y otra vez, con genuina emoción, "Signos" o "Prófugos". Aquella sentencia nunca formalmente dictada suelo pensarla a partir de un dilema: ¿Es Cerati el petulante y pretencioso que todos llevamos dentro? Quizá.

Mucho se ha dicho y escrito ya sobre Soda Stereo en lo exclusivamente musical: que si nunca pasaron de ser una mala copia de ciertas bandas anglosajonas post-punk, que si sus letras son el mejor ejemplo de ser pretencioso en una Latinoamérica doblegada por el desastre educativo y la indigencia cultural, que si fueron una banda sobrevalorada por fans que no veían más allá de su nariz en cuanto a actualidad musical mundial... Quizá todo lo anterior es verdad, quizá sólo lo es en cierta medida. Pero no puedo dejar de agradecer a Cerati y su Soda Stereo canciones suyas que, en su momento y a falta de algo mejor, le dieron un vuelco a mi sensibilidad.

lunes, 25 de enero de 2010

EL FIN DE LA NOSTALGIA

La comisión del Instituto de Atropología e Historia llegó al pueblo para presentar ante el alcalde su proyecto de rescate y conservación del patrimonio arquitectónico local. "¿Rescate y conservación del patrimonio? ¡No, señores! Hace muchos años ya que aquí vivimos en technicolor", fue la respuesta del alcalde.
Los miembros de la comisión, en solo unos segundos, debieron enfrentar y asimilar la dolorosa expulsión del universo blanco y negro. Transitar del Instituto de Antropología e Historia a la Secretaría de Turismo, fue asunto de un par de semanas.

CUANDO LO SALADO TE PERSIGUE...

... Ten cuidado cuando lo salado es lo que te persigue, pues no podrás mirar sin enviar algo de infortunio y no podrás hablar sin desecar las mejores intenciones de tus compañías...

BIENVENIDOS A LA DESLUMBRANTE Y ASFIXIANTE PLAYA DE LA SAL.